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Fue diseñado y concebido como espacio para actividades comerciales, de negocios y de vivienda por el ingeniero Octaviano Cabrera, quién lo construyó entre 1906 y 1912 por encargo de don José Encarnación Ipiña, hombre prominente del San Luis de la época. Para la construcción de este edificio el ingeniero Cabrera elaboró varios anteproyectos de fachada a manera de alternativas, entre los cuales se encuentra el dibujo de la fachada para la calle de Maltos escala 1:100, coloreada en acuarela, que tiene una leyenda que dice: 'Primer proyecto para la calle de Maltos'. En esta fachada puede observarse una gran terraza en la parte central de la misma, que en el nuevo proyecto no aparece, de la cual se conserva un detalle escala 1:50, fechado en mayo de 1906.

Fotografía del edificio Ipiña, recién terminadas las fachadas de Maltos y de la plazuela de La Compañía

Todos los planos se realizaron en 1906, excepto el de la fachada de los pasajes que está fechado en 1911. Tras un largo estudio, finalmente la construcción fue aprobada por el sr. Ipiña, siendo iniciada esta misma en 1906; seis años después, la obra se detuvo sin llegar a completarse debido a la muerte de don José Encarnación en 1913. El proyecto incluía que toda la parte que da a las calles fuera destinada a comercios, con lo que se pueden contar veinte locales con bodega y baño. Hacia el centro fueron dibujados algunos servicios de los departamentos de la planta alta como el cuarto de criados, bodegas, patios y baños, además de la construcción de ocho oficinas; en cuanto a la composición de los apartamentos, estos cuentan con sala de asistencia, sala, comedor, cocina, estudio, cuatro o cinco habitaciones, cuarto de baño, despensa y, los dos que dan a la plaza Fundadores, terraza, además cuentan también con acceso a la azotea y los lavaderos.

Planos de la planta baja del edificio hechos por el ing. Cabrera

Planos de la planta alta del edificio hechos por el ing. Cabrera

Planos de las plantas alta y baja del edificio en la esquina de Independencia con Maltos

Los planos del proyecto establecen también la construcción de dos pasajes que pasan sobre lo ancho de la construcción y dan hacia las calles de Carranza y Álvaro Obregón, en ese entonces Maltos y Juárez. Estos pasajes fueron bautizados como Isabel La Católica y Cristóbal Colón, y proporcionan el ingreso  algunas de las oficinas de la planta baja, a los departamentos de la parte superior, a algunos servicios de baño y a los departamentos de la planta baja.

De todo lo planeado por el ingeniero Cabrera, solo alrededor del 70 por ciento se logró construir.

La remodelación más reciente hecha a este monumento histórico fue la limpieza de un grafitti que en 2016 ensuciaba el edificio. El daño se presentó en seis columnas y tres ventanales, siendo las columnas las más dañadas debido a que el uso de agua a presión, necesaria para eliminar las pintas, dañó la antigua estructura de cantera y fue necesario el uso de un compuesto distinto para su restauración.